No lo escribí pensando en nadie...
Conozco a una muchacha
con unos ojos
negros y tristes
como calles vacías en la noche.
La muchacha que un día
enamoró a la aurora
con su voz, que bailaba
bajo la lluvia, siempre
con la risa en los labios,
la que cada verano
se perdía en las olas
que abrazaban su cuerpo
y era libre y cantaba;
esa misma muchacha
que hoy esconde su risa,
que se oculta en las sombras
de un dolor infinito
y se pierde en las calles,
caminando sin rumbo
bajo luces inciertas,
entre coches, farolas,
transeúntes, perdida
como un grito sin dueño.
viernes, 24 de abril de 2009
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